Los capítulos de este Tratado de pintura están plagados de inapreciables lecciones y de hermosas descripciones, en los que Leonardo da Vinci pide no perder el tiempo «en hacer entrar a los oídos cosas referentes a los ojos». Son palabras que se ven desmentidas por otras con las que el pintor sueña: «En el viento», «Apuntes sobre la última cena», «Manera de representar una batalla», «Cómo representar la noche», «Cómo representar una tempestad», «Descripción de una inundación».