Desde su nacimiento, en 1755, su infancia en Viena, la boda con el heredero al trono de Francia, la fastuosa corte de Versalles, el tedio, la hipocresía, la soledad, los entretenimientos extravagantes, los escándalos, los disturbios populares, la caída de la Bastilla, la fuga de la familia real, el encarcelamiento, el juicio por alta traición, la guillotina... Cada paso de su vida estuvo marcado por el poder, los cambios políticos y sociales y, sin duda, por las costumbres de su época. Obligada por su madre, la temible emperatriz María Teresa de Austria, a casarse con el delfín de Francia para satisfacer las ambiciones del imperio de los Habsburgo, llegó a la corte de Luis XV -donde también "reinaba" su amante, la célebre Madame Du Barry- con apenas catorce años, y tuvo que adaptarse a un rígido protocolo y a un sinfín de intrigas palaciegas y dudosas alianzas. A pesar de su desdichado matrimonio con el futuro Luis XVI, la joven e impetuosa María Antonieta encontró el amor en el apuesto conde Alex Fersen y buscó refugio en un mundo de opulenta fantasía, ajena a los terribles problemas económicos del país y al agitado clima político que desencadenó la Revolución francesa y, poco más tarde, su muerte.
