La humanidad, sin saber cuándo lo permitió, se vio de pronto atrapada en la penumbra y la mezquindad. Antipatía, calumnia, fobia, fraude, hipocresía, mentira, rabia y rencor se volvieron palabras de primer orden. La vergüenza humana había olvidado descifrar esa corta y melodiosa palabra: amor. Hasta que un día aceituno como tantos, Esperanza hizo acopio de todo su valor para emprender la búsqueda de sus antiguos amigos: belleza, humildad, razón, compañía..., repudiados y expatriados, escondidos bajo máscaras para ocultar el tormento de verse totalmente desnaturalizados.
Esperanza debe poner a prueba sus mejores cualidades de detective para intentar descubrir en cada signo, en cada rincón, la posibilidad siempre efímera y escurridiza de restaurar ese deteriorado mundo.
