La presente obra analiza cómo la doctrina de la utilidad pública permite conciliar las obligaciones igualmente vinculantes y a menudo contrapuestas que tienen los Estados de ejercer su soberanía regulatoria al tiempo que cumplen su compromiso de proteger las inversiones extranjeras. Se examinan para ello las diversas permutaciones e iteraciones de la doctrina. Al final concluye que se debe reconceptualizar el principio para dar respuesta a las exigencias de la globalización económica y de un nuevo paradigma de la soberanía con base en la interdependencia, y no ya en la independencia, de los Estados.