Esta es la historia de una inocencia herida, de una miseria anónima, una breve e intensa visión del absurdo que supone una existencia anodina, una rutina vacía tanto de pensamientos como de afectos, como la de la insignificante y escuálida joven del Noreste permanentemente anonadada, una muchacha que no sabía que ella era lo que era y que por ello no se sentía infeliz.En las páginas de La hora de la estrella aparece con toda su fuerza el personalísimo estilo de Clarice Lispector: su peculiar forma de transformar las palabras en imágenes vigorosas y puras se une aquí a una compleja estructura formal.