Siete ensayos lúcidos donde Todorov desentraña el totalitarismo no como reliquia del siglo XX, sino como advertencia moral y política. A partir de figuras y testigos —de Jakobson y Bajtín a Germaine Tillion o Raymond Aron— repiensa el culto al líder, la maquinaria de la violencia, los límites de la justicia y lo que aún hoy pueden aprender las democracias de ese pasado. Es una reflexión serena y exigente, que rehúye el maniqueísmo y propone memoria crítica para fortalecer la vida civil.
Fuentes: descripción editorial y fichas bibliográficas.