La muerte del padre, ese motivo literario tan visitado a lo largo de la historia, impulsa al hijo a ir tras su recuerdo en pos de un reencuentro simbólico. La pesquisa, sin embargo, le entregará la imagen de un personaje desconocido, no la monolítica y modélica imagen que conoció, sino un ser complejo, casi dislocado que guarda, aparentemente, un oscuro secreto. En este punto, la novela sobre el padre adquiere un tinte de thriller policiaco con toques estrambóticos: el padre tenía una particularidad, un tercer brazo en medio del pecho que, además, parecía tener cierta autonomía. Ese brazo, propiamente un brazuelo, no es el apéndice de un hermano gemelo no nato, sino una entidad autónoma, una especie de doble siniestro que espera por fin el momento de su reivindicación.