Estamos tan saturados haciendo cosas constantemente que nos da miedo detenernos. Pasamos de una tarea a otra, saltamos de pantalla en pantalla y llenamos cada hueco con notificaciones, mensajes y listas interminables de pendientes. El resultado es una sensación de cansancio permanente: el descanso nunca es suficiente.
Este libro propone algo radical en apariencia, pero profundamente necesario: parar, bajar el ritmo y recuperar un equilibrio más humano entre trabajo, ocio y descanso real. A través de ejemplos cotidianos, herramientas prácticas y reflexiones cercanas, la autora analiza cómo el exceso de actividad, el scroll infinito en el móvil y la cultura de la productividad nos desconectan de nuestro cuerpo y de nuestras necesidades más básicas.
Lejos de ser una invitación a rendirse, estas páginas funcionan como un antídoto: un recordatorio de que podemos organizar nuestra energía de otra manera, crear espacios de desconexión auténtica y aprender a escuchar el cansancio sin culpa. Un libro para quienes sienten que van siempre tarde, que nunca llegan a todo y que necesitan, urgentemente, un modo distinto de estar en el mundo.