En el mes de octubre de 1613, cuatro samuráis se hicieron a la mar con destino a México, acompañados de un sacerdote español que debía actuar como intérprete. El propósito de esta misión sin precedentes era negociar privilegios comerciales con el mundo occidental; a cambio, los misioneros europeos serían autorizados a predicar el cristianismo en Japón. Sin embargo, al fracasar su proyecto, los emisarios prosiguiron viaje hasta España e Italia y fueron los primeros jamponeses en pisar tierra europea.