Obra aparentemente sencilla resulta, sin embargo, profundamente desconcertante. En su unidad formal descansa una gran diversidad de lenguajes, registros y tonos con los que Rulfo aborda la problemática de una violencia multiforme desembozada unas veces, insidiosa otras, hasta tal punto naturalizada que ha dejado de reconocerse como tal. Sin embargo, el autor no la" refleja" ni la" denuncia" , ni tampoco la pone en escena: la persigue hasta sus repliegues más recónditos, compenetrándose con el sentir de quienes la ejercen o la padecen, sin alcanzar a reconocerla las más de las veces.