Vuelve la asesina palaciega, el arma más letal del reino de Endovier. Su encomienda es cobrar la sangre de los enemigos del rey Adarlan para comprar su libertad. Pero Celaena se niega a aceptar con sumisión las macabras órdenes del monarca de Endovier, cuya alma es oscura como boca de lobo, y secretamente se convierte en disidente de la corona, poniendo en riesgo todo lo que ha aprendido a querer, a la princesa de corazón rebelde, al atractivo capitán de la guardia y al príncipe. Mantener aquella farsa se vuelve cada vez más difícil cuando Celaena se da cuenta de que no es la única que busca justicia. Sin embargo, se empeña en desentrañar los misterios que yacen en lo más hondo del castillo de cristal. Celaena se verá obligada a renunciar a lo más preciado para ella y tendrá que definir de una vez por todas a qué le debe lealtad, aquello por lo que está más dispuesta a luchar.