Anita no tiene un poder espectacular como otras hadas, pero su magia está en los pequeños gestos que llenan de alegría la vida diaria: ordenar una habitación desordenada, consolar a un amigo triste o pintar un arcoíris después de la lluvia. En este encantador cuento, los lectores descubrirán que la verdadera magia se encuentra en las acciones cotidianas. Una lectura encantadora que invita a valorar lo simple, cultivar la empatía y reconocer que todos podemos ser un poco mágicos cada día.