Entre pases de droga, fútbol callejero y una feroz crisis, M. vive junto a sus amigos en un territorio desvastado por la miseria, el alcohol y la violencia: la Magdalena de los años noventa. Atraviesa sus calles con hambre, sin dinero y en busca de alguna oportunidad que le dé sentido a su existencia. Piensa: "Magdalena se caerá sola, sin prisa. (...) El curso de la vida y la muerte, lo bello y el espanto en una misma cuadra". Y es en esas mismas cuadras donde M. observará el hondo vacío en el que transcurre su vida. Ciudad de M, de Oscar Malca, es una novela sobre la desolación, donde la palabra futuro escasea y el pasado es mejor no visitarlo. Este presente continuo es la única alternativa de M. y sus amigos, quienes tienen en el rock, las peleas y las drogas su único alimento. El lector hallará en este fragor hiperrealista una forma de iluminación, también cierta forma de exaltada poesía.