Lima, como todas las urbes del mundo, es una acumulación de arquitectura que se superpone sobre sí misma a lo largo del tiempo. Las ciudades están constituidas por capas sucesivas de estilos, todos ellos correspondientes a los conceptos de diseño y de vida de cada momento histórico, que sus habitantes consideraron adecuados, hermosos, funcionales, útiles o necesarios para la existencia en comunidad. Cada momento arquitectónico, cada estilo, cumple dos funciones esenciales: por un lado, expresarse a sí mismo como manera particular de organización de sus elementos formales, plásticos y funcionales y, por otro, revelar el espíritu y la cultura de los seres que lo crearon y bajo cuyo influjo vivieron en ese momento específico de su devenir.