En Rancas, un pequeño y olvidado pueblo en la serranía centro del Perú, la Cerro de Pasco Corporation ha iniciado la instalación de un cerco. No se recuerda el día, si lunes o martes, pero desde que los hombres enchaquetados plantaron los primeros postes, el Cerco, convertido en un gusano insaciable, parece codiciar el mundo entero. Pero Rancas no solo sufre la codicia de la minera, los agobia además la ciega injusticia del Juez Montenegro, cruel dueño de la hacienda Huarautambo. Así, notificados por la minera del inminente desalojo y víctimas del desprecio de los gamonales, los campesinos de Rancas, liderados por sus más valientes dirigentes, inician la defensa de sus ancestrales terrenos. El levantamiento es ingenioso y valiente, pero el resultado, atroz. Los campesinos, mutilados, ahora conversan bajo tierra mientras que el Nictálope, elegido por propia mano para acabar con las desgracias del Juez, es traicionado y luego capturado por los guardias del Estado.
