El papá y la mamá de Pedro se han reunido con él para comunicarle que se van a separar. El niño, de once años, comienza a tener dos existencias: una en la casa nueva de su padre y otra en su propia casa, con su madre. Transcurre un año y sus padres comienzan a ver a otras personas. El papá de Pedro conoce a Patricia, quien está en proceso de divorcio y tiene un hijo llamado César. Su madre le manifiesta que vendrá a cenar un amigo llamado Max, quien es viudo, toca la guitarra y tiene tres hijas. Cuando todo parece un desastre, Pedro va a tomar conciencia de su nueva realidad al decidir el abandono de sus egoísmos y pensar que sus padres tienen derecho a volver a ser felices, aunque no vivan juntos. Utilizará su astucia, su nobleza y el amor a sus padres para alcanzar la armonía en sus dos nuevas familias.