Vuelve Diego, el protagonista de Templado. Con diecinueve años, aquí relata lo que ocurrió en sus últimos años de colegio, cuando conoció a su extraño y entrañable amigo Pavel. Al mismo tiempo que revela cómo se siente sobre la publicación de aquel «bodrio romántico» que recogía sus diarios y cómo atravesó nuevas decepciones sentimentales, ahora afronta dudas vocacionales que solo parecen tener una salida: ponerse a escribir. Y lo hace de una manera tan honda e irónica que reivindica el ser adolescente.