Viejos enemigos reaparecen en Loguetown y Luffy esquiva por poco la ejecución, con la Marina —y el implacable Smoker— pisándole los talones. Una tormenta abre el paso hacia la Grand Line, donde la tripulación se topa con un enigmático médico del mar y con un gigantesco guardián de las olas. El viaje cambia de escala y peligro.