Desde la aparición en 1981 de Noches de adrenalina, se ha incidido en su decidido abordaje de los asuntos del cuerpo, desde lo sexual hasta lo escatológico o, más aún, sobre la intersección de ambos. Se trata, sin duda, de un punto clave en la configuración de este poemario de Carmen Ollé, y de hecho fue lo que más llamó la atención en el contexto social de su primera publicación. Sin embargo, un aspecto vinculado con la arquitectura del libro: es su poderosa naturaleza inquisitiva, en la medida en que Noches de adrenalina utiliza la interrogación filosófica para —como solo logran los grandes textos literarios— remecerla y transformarla hasta poner en cuestión asuntos claves de las creencias, de la cultura.