Raleigh no tiene alma. Un gato se la robó, o al menos eso es lo que le dice a la gente, o al menos eso es lo que le diría a la gente si le contara algo a la gente. Pero eso significaría hablar con la gente, y la sola idea de interacción social es aterradora. ¿Cómo terminó una adolescente tan tímida en un automóvil con tres de sus compañeros de clase hooligans en un viaje por el campo? Ser obligada a interactuar con niños de su misma edad es una propuesta nueva y alarmante para Raleigh, pero tal vez sea justo lo que necesita, o tal vez pueda ayudarla a encontrar lo que necesita, o tal vez pueda ayudarla a darse cuenta de que lo que necesita ha estado con ella todo el tiempo.