Kafka, una de las figuras más significativas de la literatura del siglo xx por la sorprendente modernidad de los temas que aborda en su obra y el enfoque que les da, escribió La metamorfosis a finales de 1912, en poco más de dos semanas. En esta novela aparecen tratados de una manera simbólica los problemas de la soledad, la frustración, la arbitrariedad y la angustiosa sensación de culpa que experimenta el individuo al verse amenazado por unas fuerzas desconocidas y superiores que no alcanza a comprender ni puede controlar.