Fernando Savater (San Sebastián 1947) dedica El juego de los caballos a la más constante de sus pasiones: las carreras de caballos, su ambiente, sus protagonistas, sus derivaciones y metáforas. Una pasión que pretende, ante todo, ser contagiosa y que, por tanto, va dirigida a un público que no tiene por qué saber nada sobre el mundo del turf y al que se le habla con el lenguaje de la afición y del entusiasmo, huyendo deliberadamente de tecnicismos o argot de enterados, lo que aumenta el aroma poético y la propuesta lúdica de sus páginas. Esta edición amplía notablemente la extensión de la obra original y también «el lapso temporal que abarca esta crónica: puede decirse que lo que hoy se ofrece al lector constituye una galopada entusiasta por más de cuarenta años de afición hípica». Un afición que le ha reportado al profesor y filósofo Savater muchas acusaciones de frivolidad. Pero que le ha proporcionado el malicioso deleite de escandalizar a los necios solemnes, aquellos que «según dijo un famoso comentarista deportivo americano nunca entenderán que de vez en cuando uno debe dejar de lado las cuestiones de vida o muerte y dedicarse a algo más importante».