Hablar de Quevedo dijo Alberti es hablar de un poeta extraño, de un alma en claroscuro violento, de un hombre endiablado con fulgores de ángel, de un espantoso, amarillo y torturado ser. Satírico por temperamento, agudo observador encarcelado, crítico mordaz de la mediocridad cortesana. Quevedo es, sin lugar a dudas, el genio del barroco español.