Este es un personaje tipo en la literatura rusa del siglo XIX y su recurrente presencia en poemas, novelas y teatro acabó convirtiéndolo en un arquetipo nacional. Poco antes de morir, Chulkaturin decide iniciar un diario con el que se despedirá de este mundo. No sabe qué puede contar, pues se considera, simplemente, un hombre superfluo, prescindible por completo. Su infancia fue normal y no ha hecho nada reseñable en toda su vida. Tampoco se ha preocupado por sus relaciones con los demás. Ni siquiera cuando conoció a Yelizaveta.