Tres registros literarios se dan cita en este libro: el diario, el cuento y la crónica, a manos de tres jóvenes escritores que, en un trabajo colectivo sin reclamos personales, refieren en estas páginas un viaje por carretera a la luminosa sierra de Canta. Los anima el propósito de palpar las huellas, que tal vez aún permanezcan visibles, de los días que pasaron en Obrajillo José María Arguedas —en agosto de 1968—, y más tarde Julio Ramón Ribeyro —a mediados de los años 70.