La historia ha demostrado que las imágenes eróticas, aceptadas o censuradas, siempre han planteado nuevas concepciones de la sensualidad. Prueba de lo anterior son las obras reproducidas en este libro. Desde las estatuas que simbolizaban la fertilidad en la Antigüedad hasta los grabados que en el Renacimiento eran destinados a incentivar la procreación en el seno del matrimonio, estas expresiones han ocupado un lugar privilegiado.